El estrés y la ansiedad son fenómenos que a veces se usan como sinónimos. Mientras, la ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza, el estrés es un proceso más amplio. La ansiedad elevada genera estrés. A su vez, el estrés es una de las fuentes más comunes de ansiedad. Ambos pueden ser adaptativos e incluso pueden aparecer juntos y existen diferentes tipos de cada clase: estrés crónico, laboral, agudo… y ansiedad generalizada, ataque de pánico, TOC…
El estrés es habitual en nuestras vidas. Cualquier cambio al que debamos adaptarnos representa estrés, ya se trate de acontecimientos negativos, en el trabajo, familiares, afectivos, o positivos y deseables. El estrés es pues un mecanismo normal, adaptativo. No obstante, cuando estamos sometidos a condiciones estresantes de elevada intensidad y duración, es muy probable que se transforme en un problema de salud.
En ambos casos, ansiedad y estrés, pueden conllevar problemas físicos, psicológicos, de conducta y/o intelectuales. En el caso de la ansiedad, los más habituales son, aumento del ritmo cardiaco, presión en el pecho, sudoración, y manos frías, falta o aumento de apetito o trastornos del sueño por citar algunos… Los trastornos de ansiedad si se continúan prolongadamente en el tiempo, pueden evolucionar en depresión, por lo que es importante abordar el problema en fases tempranas.
En el caso del estrés, los síntomas más habituales son:
- Ansiedad más o menos leve continua que a menudo persiste durante los periodos de descanso, incluyendo las vacaciones.
- En algunas ocasiones se siente presión en el pecho y dificultad de respiración.
- Trastornos del sueño (insomnio que aparece al principio de la noche o durante ella)
- Dificultad de concentración durante el trabajo intelectual (incapacidad de priorizar, de organizar o de gestionar el tiempo)
- Incapacidad de desconexión de las preocupaciones (pensamientos recurrentes u obsesivos)
- Problemas psicosomáticos (psoriasis, hipertensión, acidez de estómago, dolores de cabeza, colon irritable, etc.)
Aunque la ansiedad puede desencadenarse a partir del estrés que produce un problema concreto, a menudo, una vez desaparecido o solucionado el problema, el estrés desaparece, pero la ansiedad continúa. De manera, que ambas deben tratarse de manera diferente.