La educación empieza desde muy pequeños. Educación infantil, primaria, secundaria, formación profesional, universitaria, posgrados, masters, doctorados… Si bien es cierto, que no es lo mismo aprender a una edad temprana, que a medida que nos hacemos mayores.
Está demostrado que el deterioro de unas células nerviosas que están directamente implicadas en la renovación del aprendizaje, reduce la capacidad de adaptación. Este declive mental asociado a la edad repercute en la capacidad de asimilación. A mayor edad, cuesta más memorizar y retener la información. Por este motivo, queremos resolver la duda, ¿puedo seguir formándome toda la vida?
Pero podemos seguir formándonos toda la vida, con adaptación a cada situación. Existen programas adaptados a cada edad, como por ejemplo los programas seniors de las universidades, asimismo las formaciones presenciales u online también se adaptan a cada situación, de manera que el alumnado puede escoger en qué momento y lugar hacer la formación, según esté más preparado.
Estudiar en la edad adulta implica ventajas importantes que muchas veces no percibimos.
- Conciencia de la necesidad y del deseo: con la edad tienes generalmente más conciencia de lo que haces y porqué lo haces.
- Interés: tienes más interés por lo que vas a estudiar.
Podemos seguir formándonos toda la vida. Cada etapa tiene sus necesidades y debemos adaptarnos a ellas.