Extracto del próximo libro de Teresa García Sánchez:
“Las Metáforas de la Hipnosis Ericksoniana”
El Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal fue partidario del empleo de la Hipnosis. Publicó a finales del siglo XIX en la Gaceta Médica Catalana un artículo que exponía las ventajas de la Hipnosis en el parto. De hecho se trataba del parto de su mujer: “hemos preferido (…) la sugestión post-hipnótica (…) logrando conservar al parto sus condiciones fisiológicas”.
Desde luego, Ramón y Cajal tuvo el mérito de aplicar y creer en las bondades de la Hipnosis cuando aún no se sabía exactamente en qué consistían.
Muchos decían que tan solo era sugestión pero que no se daba un correlato estado fisiológico específico del estado hipnótico. Que era más bien una cuestión de fe y que funcionaba a modo de placebo. Desde finales del siglo pasado y principios de éste se han multiplicado las investigaciones con neuroimagen del estado hipnótico.
Hoy se puede afirmar que hay una respuesta específica de nuestro cerebro a la Hipnosis
No solo se activan partes concretas en nuestro cerebro (el cíngulo anterior entre otros) sino que las diferentes órdenes y sugestiones recibidas durante la Hipnosis obtienen una actividad del cerebro coherente con el contenido de éstas. En el cerebro de un sujeto con dolores crónicos a quien se le dice que se siente bien durante una Hipnosis, activa zonas cerebrales que reducen el dolor. No se trata solamente de su percepción subjetiva del dolor. Hay una respuesta neuronal y hormonal que son responsables del efecto analgésico.
Otro caso es el comprobar la activación de la zona motora del cerebro de un sujeto hipnotizado cuando recibe una sugestión que le dice: “estás caminando por un bosque”. Sin embargo, el sujeto que no está hipnotizado solo activa zonas de visualización o imaginación en su cerebro. Esto último tiene una importancia enorme, porque el ser humano aprende con las experiencias y sea cual sea el aprendizaje deseado, siempre se puede sugerir que ya lo ha adquirido y lo está poniendo en práctica durante una Hipnosis. Por ejemplo, frente al miedo a dar una conferencia, se puede hipnotizar a una persona algún día antes y decirle que lo está haciendo, que lo está disfrutando, que lo hace con fluidez, etc.
La persona que, recordémoslo, no ha perdido la conciencia sabe que es una “simulación” de modo que colabora sin generar un miedo anticipatorio puesto que sabe que está en una consulta y no frente a la audiencia que teme.
La experiencia es positiva y ha quedado registrada como una experiencia real a nivel neuronal por haber sido realizada bajo Hipnosis. Llegará el momento de su conferencia y sentirá la tranquilidad que tuvo en el momento ya “vivido hipnóticamente”.
Los avances de la neurociencia están ayudando a la comprensión de los fenómenos de la hipnosis, son muchos los neurocientíficos que se están formando en Hipnosis, precisamente porque el estado de hipnosis permite disociar y aislar funciones concretas del cerebro lo cual les ayuda para proseguir sus investigaciones.