“Toda solución de un problema empieza con la idea de que el cambio es posible.”
Uno de los puntos a tratar en el libro “La Hipnosis de Milton Erickson” escrito por Teresa García Sánchez/Dan Short/Betty Alice Erickson/Roxanna Erickson-Klein es una de las 6 estrategias esenciales de la hipnosis ericksoniana: “la sugestión”. La sugestión fue definida por Erickson como “una forma de transmisión de ideas”. Las personas en general son vulnerables a la influencia verbal de los demás y, a veces, más de lo que creen. Las sugestiones son comunicaciones metafóricas que informan al inconsciente del convencimiento y la fe que se tiene en obtener un resultado de manera que provoque los recursos necesarios para lograr el objetivo.
Os dejamos una anécdota de Teresa García, directora del Instituto Erickson Madrid que extraemos del libro “La Hipnosis de Milton Erickson” y que muestra un ejemplo de sugestión directa:
“La eliminación de las verrugas suele ser motivo de muchas supersticiones”
La abuela de Teresa se consideraba una experta en ello y, probablemente, su seguridad en la consecución de un resultado positivo influía lo suficiente como para lograrlo. Siento pequeña Teresa, tuvo unas cuantas verrugas. Su padre, médico, probó varios remedios, aunque no llegó a pretender extirparlas quirúrgicamente, ya que estaban demasiado apiñadas en el dedo índice y muy cercanas al hueso.
Un día le comunicó a Teresa que se había encontrado un caracol cuya baba hacía desaparecer las verrugas. En un recipiente, cuya tapadera tenía agujero, se le mostró el caracol y se le informó de que para agradecer esta labor al caracol ella debía darle lechuga fresca cada mañana. Cuando, al cabo de un par de días, Teresa preguntó cuándo se le iba a poner la baba de caracol sobre las verrugas, su madre le dijo que ya lo estaban haciendo durante las noches porque tenía que estar totalmente dormida para que surtiera efecto. A partir de ese día las verrugas fueron disminuyendo y en unos diez días desaparecieron.
Muchos años después, Teresa le contó esta anécdota de su infancia sobre la hipnosis a un dermatólogo, este le dijo que no le extrañaba porque, siendo estudiante, había pretendido incrédulo, tapándose una verruga con un esparadrapo y un algodón mojado en agua, demostrar al catedrático que no funcionaba el sistema que les había explicado la semana anterior para eliminar las verrugas. Su sorpresa fue que al quitarse el esparadrapo delante del catedrático para demostrarle que la verruga seguía allí, aun habiendo transcurrido unos días, resultó que la verruga había desaparecido.