Hace más de un mes que supe que Ernest W. Rossi había fallecido. Con la tormenta de eventos que está viviendo el mundo no estaba yo con el ánimo necesario para escribir y compartir lo que Ernest representó para mí…lo que sigue representando por su amistad y relación profesional. Esto es un canto a quién fue Ernie… y que nada en el olvido.
Yo había estudiado Psicoterapia e Hipnosis Clásica en España y al ser bilingüe español-francés, en mis viajes a Francia, fui comprando libros sobre hipnosis. Cayó en mis manos un libro de Ernest Rossi PhD. (entonces no era aún Ernie para mi) y, en las primeras páginas decía algo así: “…descubrí que en Arizona había un médico que curaba desde hace 20 años como yo pensaba que se curaría dentro de 20 años…”: así fue como me “presentó” el Dr. Rossi al Dr. Erickson.
Me entusiasmó el libro y me prometí conocer a Ernest Rossi en persona ya que no había tenido la oportunidad de conocer al Dr. Erickson, pese a haber sido contemporáneos.
Fui buscando como aprender Hipnosis Ericksoniana fuera de España puesto que en ese momento en mi país no se conocía absolutamente nada sobre Milton Erickson M.D. Asistí al congreso del 1999, hice la formación la Milton Erickson Foundation en Phoenix y solicité el Instituto Erickson Madrid, en el que, a lo largo de 20 años, he tenido la oportunidad de aprender de muchos que habían estudiado con Milton Erickson invitándoles a impartir unos 100 talleres en mi centro. Tuve también la experiencia de conocerles personalmente y fraguar una bonita amistad con la mayoría.
Asistí a un taller que impartió Ernest en Niza donde fui el sujeto voluntario de una demostración y también tuve la experiencia de quedarme, por un robo, sin documentación y sin dinero o tarjetas de crédito. El matrimonio Rossi me ayudó hasta que lo arreglé y pude devolverles el favor en el Congreso de la European Hypnosis Association en Roma unos días después.
Meses más tarde vinieron a Madrid unos días y Ernest impartió un taller. Fue en esa ocasión cuando le di el pin del Instituto.
En esos días, comíamos a la sombra de los chopos y allí crecían Celindas.
Ernie nos contó emocionado (estaba muy sensible en aquella época como consecuencia, que él calificaba de positiva de un ictus) que en casa de su abuela había esas flores.
Desde entonces, cada año, al ver florecer el arbusto recuerdo con cariño aquel momento y, esta primavera 2020, en plena cuarentena me tome estas fotos con intención de mandárselas.
Siguieron otros encuentros en distintos congresos. En particular el de Chicago de ASCH en el 50 aniversario de esta asociación en la que Betty A., Ernest y Zeig hablaron sobre su fundador: Milton H. Erickson M.D.
Al año siguiente, 2008, Ernie y Kathryne dieron el primer taller online para el Instituto con gran éxito. En aquella ocasión fui a Los Osos y pasé mi primer Thanksgiving con ellos.
Volví al año siguiente. Recuerdo encontrarme sobre la cama (la de abajo que solía emplear Ernie en sus ciclos circadianos) este precioso regalito… sin saberlo me estaban celebrando el día de Santa Teresa de Jesús puesto que en Estados Unidos no se celebran los Santos.
A parte de esta anécdota le pedí a Ernie que supervisara un caso de Esclerosis Múltiple que iba a presentar en el congreso de Boston de ASCH. Y, tengo que reconocer que era una forma indirecta de animarle porque las secuelas de mi paciente que también había sido el suyo cuando estuvo aquí en Madrid, estaban desapareciendo y yo esperaba que para Ernie eso fuera una buena motivación para seguir mejorando. De hecho, nos tocó algo de piano para ejercitar la coordinación de sus manos. Por cierto, 17 años después, Ernesto, que así se llama nuestro paciente (coincidencia que a Ernie le encantaba resaltar) sigue estando totalmente recuperado.
Más adelante le envié un capitulo que había publicado en Healing with Stories (ed.: (2007) John Wiley) sobre un caso y la metáfora que había empleado y que creí que le estimularía para operarse de la próstata, cosa que estaba queriendo evitar. Me contestó felicitándome por haber hecho hincapié en el valor del proceso al ir viviendo… al tiempo Kathryne me contó que al ir a operarse buscó y se puso el pin del Instituto y al mismo tiempo me detallaba como había sido la operación a la que ella había asistido desde la ventana de los estudiantes. Kathryne me describió Que Ernie había complementado su autohipnosis con solo una ligera anestesia más para tranquilizar a los cirujanos que para él evitando así la anestesia total que temía por ictus que había tenido años antes.
Les hice una última visita que os hice fue cuando yo fui a dar clase a Esalem en Palo Alto y nos siguieron dando un par de talleres para el Instituto Erickson Madrid vía internet. Nos seguimos viéndonos en distintos congresos Ericksonianos en los que me honraba llamándome “¡My Spanish inspiration!”. Recuerdo en el International Ericksonian Congress 2011 que riéndonos se puso a bailar una Sevillana en pleno hall de Hyatt de Phoenix invitándome a seguirle.
Creo que la última vez que le vi fue el día de la fiesta que me organizaron su mujer y Roxanna durante el Congreso del 2015. Guardo ese saludo desde la parte alta de las escaleras como el último recuerdo de quien desde luego ha sido, y sigue siendo, una gran inspiración para mí como persona por su trabajo.
Quiero sonreír siempre que le recuerdo porque sé que eso es lo que a él le habría gustado.